Profundizar en las páginas de la historia siempre es sinónimo de descubrir todo un abanico de información infinita donde en ocasiones encontramos nombres propios escritos con mayúsculas. Este es el caso del sacerdote murciano Santiago Medina Martínez (1845-1910) , desconocido para muchos, pero cuya impronta marcó para Fuente Álamo un antes y un después en el devenir de la Villa. Justo es pues ese merecido reconocimiento que nos eleva por sí solo a las décadas transitorias del cambio de centuria del XIX al XX y que hoy más que nunca recuperamos del olvido al dirigir la mirada al coro de la Arciprestal San Agustín.
Sin embargo, un nexo en su biografía nos liga con la actualidad más reciente: la instalación del nuevo órgano parroquial y su posterior bendición por el Obispo de Cartagena el 3 de junio del presente año 2022. Este hecho, no nos quepa duda, marcará en un futuro un importante punto de inflexión en el bagaje cultural de Fuente Álamo, y es que tan solo hay que echar un vistazo a los conciertos inaugurales de los domingos 5 y 12 de junio para apreciar el increíble potencial que puede ofrecer en la Villa. Y es ahí, junto al capítulo más reciente, donde encontramos mirando al pasado, la figura del párroco D. Santiago Medina, promotor del primitivo órgano que una vez, tiempo ha, también acogió la parroquia más longeva de la Comarca.
Santiago llegará desde el curato de La Ñora al de Fuente Álamo, lugar donde será destinado como cura ecónomo, sustituyendo al sacerdote José María Moreno en febrero de 1882, este último trasladado a la parroquial de San Lorenzo. Muy pronto se distinguirá por sus elocuentes discursos pronunciados tanto en la iglesia de la Villa como en otras localidades. Sin embargo, no todos sus sermones serán del agrado de todos, llegando a decirse en enero de 1886 por parte de los más críticos que sus pláticas se ocupaban de todo “menos del Evangelio y de la Doctrina de Ntro. Señor Jesucristo”. Pese a ello muy pronto llegará la respuesta de la comunidad de Fuente Álamo quienes en su defensa observarán que su predicación “es digna de alabanza por el tacto, bondad y amabilidad con que la ejecuta, sin que ni una sola persona de esta feligresía haya acogido nunca con desagrado las formas empleadas por él para predicar el Evangelio […] D. Santiago Medina, Cura de este pueblo, es persona instruida, delicada y de tan buena educación que le hacen incapaz estas bellas condiciones de cometer los excesos que dicho periódico le imputa”.
Los años pasan y lo que en un principio podía parecer un destino relativamente corto de Santiago Medina en Fuente Álamo, poco a poco se irá consolidando en el tiempo con el beneplácito del Obispado, quien lo mantendrá en la localidad de cura propio, siendo por ejemplo el caso del año 1888 en que fue nuevamente ratificado. Igualmente su alto grado de implicación con la parroquia será tal como así lo demuestra su inquietud en la restauración de imágenes y capillas así como la excelsa labor humanitaria con pobres y enfermos.
Su conexión con la Villa, fuerzas vivas y feligreses fue tan fuerte como así se demuestra dos años más tarde en la organización de las honras fúnebres celebradas en la Parroquia en honor al general Cassola: “…El celoso párroco don Santiago Medina, arregló severamente la iglesia, con colgaduras negras, sobre el túmulo levantado se colocó la magnífica corona de cruz, que la familia del finado mandó para este acto. Concluida la función los amigos de dicho general se dirigieron al Sr. Cura para abonarle los gastos de dicho funeral, y el Sr. Cura renunció generosamente sus derechos y lo mismo los señores tenientes y demás servidumbre de la iglesia. […]”
Sin embargo, junto a todas las cualidades de Santiago Medina debemos significar aquella que nos liga con el presente y con el actual órgano de 2022 de nuestra parroquia. Y es que si por algo se distinguió tiempo a nuestro sacerdote fue por la llegada del primitivo órgano que desde el año 1891 hasta su desaparición en 1936 tuvo la Arciprestal de San Agustín. Su énfasis en la organización de las fiestas en honor al Santo Patrón de la Villa y todo lo relativo en realzar en prestancia y magnificencia el templo -el más antiguo del Campo de Cartagena junto a la primigenia Catedral de la ciudad portuaria- le llevó a ser el promotor de la instalación en el coro de la iglesia de un órgano. Su vinculación tiempo atrás como párroco de La Ñora le abrió las puertas de cara a solicitar uno de los dos órganos del histórico convento de los Jerónimos, siendo su solicitud aprobada y ratificado su traslado (su homónimo fue a recabar a la iglesia de San Andrés de Murcia). Es por ello que podemos corroborar las históricas fechas 27 y 28 de agosto de 1891 como los días en que el primitivo órgano desaparecido de Fuente Álamo sonó por vez primera ante la sagrada imagen de San Agustín de Salzillo:
“…Los que veneramos la religión del Crucificado, admiramos siempre los actos que como el de ayer, llenan las aspiraciones de las almas cristianas. Así resultó el dedicado a nuestro santo en su festividad. Nuestro amantísimo párroco D. Santiago Medina, cuyo celo, probidad y claro juicio son harto conocidos, especialmente de los que tenemos la honra de estar bajo su cuidado, ha procurado por todos los medios, que la función religiosa supere a las exigencias que pueda tener un pueblo. Al efecto mandó venir de la capital a los conocidos artistas señores Soler, Verbo, Mendoza, Medina, Camilo, Torrano y Pérez, que con la maestría y gusto que les es peculiar, nos dejaron oír el día 27 las magníficas vísperas de D. Indalecio, que por primera vez con ese aparato [primitivo órgano de la parroquia] se han celebrado; el 28 tuvimos el gusto de oírles la grandiosa misa del conocido e inspirado maestro de Capilla de esa Catedral D, Mariano García, cuyas dulces melodías parecían transportarnos a las regiones celestes. ¿Y qué le diré del magnífico panegírico que del gran Agustino hizo muestro querido párroco, que no resulte pálido? Bastará decir que con la galanura que le es propia, la profundidad de conceptos y hermosas imágenes, cautivó nuestra atención por espacio de cinco cuartos de hora, sintiendo que diera término a tan brillante oración. En una palabra, los que hemos echado canas en esta villa, no recordamos función tan magnífica. ¡Quiera Dios no sea la última vez que esto se verifique, aunque tengo el convencimiento que mientras nuestro señor Cura se halle a nuestro cuidado se repetiría con frecuencia! […]”
Durante los años siguientes, la festividad de San Agustín continuó con la misma tónica de solemnidad, siendo el caso del año 1892, donde los oficios religiosos abarcaron la participación de nuestro párroco, junto a la repetición de invitados como los señores Medina, Camilo, Pérez, Verbo, Soler, Mendoza y otros varios cantores y músicos. Así mismo el alcalde primero Regino Guerrero García mandó realizar un castillo de pólvora, al igual que se hizo patente la intervención de la banda de música municipal dirigida por Francisco Fortea Llorens.
Señalábamos con anterioridad el alto grado de vinculación de Santiago Medina con la Villa, hecho que redundó que tras el fallecimiento de su madre Antonia García en febrero de 1897 -quien sobrevivirá a su marido cerca de trece años-, la localidad se volcará en sus funerales, conmemorando un año más tarde su primer aniversario con gran solemnidad y boato, haciéndose igualmente presente la intervención musical del primigenio órgano.
Por su parte nuevamente, al igual que en años anteriores, nos consta el acompañamiento solemne del órgano en los fastos de San Agustín de 1899. Igualmente apreciamos por finales del siglo XIX la fundación a instancias de nuestro sacerdote del Apostolado de la Oración, hecho que marcó gran impronta en la parroquia. Dos años más tarde encontramos a Santiago Medina participando en actos político-sociales con las fuerzas vivas de la localidad y comarca. Este es el caso del recibimiento otorgado por la Villa al exministro D. Antonio García Alix, quien visitó la localidad el 21 de mayo de 1901. En dicho evento nuestro sacerdote fue el encargado durante la comida con la que se agasajó al ilustre invitado de realizar el brindis inaugural, recitándose este en verso.
Su labor social, imparable, se vio distinguida hasta sus últimos años de vida, evidenciando en su colaboración como socio en la Asamblea Diocesana de cuestiones sociales. En este caso lo encontramos en 1909 participando con una cuota de tres pesetas de la época en la Caja de Retiros para obreros, destinada esta en la construcción de viviendas para los mismos.
Santiago Medina nos dejó el 18 de abril de 1910, con 65 años de edad, ejerciendo durante veintiocho el de sacerdote en la Villa y renunciando por dos veces al nombramiento de canónigo. Y allí, en la Arciprestal San Agustín dejó su impronta para siempre. Es por ello labor y obligación de las generaciones presentes y futuras mantener viva su memoria. Su sombra es alargada, su huella es imborrable, como aquella que dejó en 1891 con el órgano que mandó traer desde el monasterio de los Jerónimos. Hoy día un nuevo órgano preside el coro de nuestra parroquia, el mismo -no lo dudes- que cada vez que su melodía inunde su interior encontrarás entre sus notas la sombra alargada de D. Santiago Medina… sacerdote de Fuente Álamo.
José Luis Carralero Alarcón
Dpto. Geografía e Historia. CEIPS San Agustín de Fuente Álamo